Problemas de la adolescencia
1. - Las tensiones internas.
El incremento de la tensión psíquica hasta cotas
insospechadas es el primer resultado de la reaparición de deseos inconscientes
reprimidos durante infancia. El preadolescente se halla mal preparado para
resistir esta tensión, que ocasionalmente se descarga a través de actitudes
antes desconocidas. Egoísmo, crueldad, suciedad, o dejadez.
Son comportamientos propios de una primera y más
conflictiva etapa de la adolescencia, en la que la tormenta pulsional que se
está desatado arrastra pulsiones parciales pre-genitales. (Orales y anales,
agresivas y sádicas) que el joven no consigue controlar con eficacia, y para las que busca una satisfacción
impostergable.
2. - Disolución de la identidad infantil.
Suponiendo que el niño o la niña hayan crecido bajo
un modelo educativo ni demasiado rígido, ni demasiado permisivo (lo que
coincide, afortunadamente, con la mayoría de los casos), el periodo de crisis
preadolescente, entre los trece y los quince, debe ser superado con éxito.
Durante este período la lactancia, en efecto, se
consolida la seguridad y la confianza en sí mismo adquiridas tras la primera
infancia, y ahora, al enfrentarse con nuevos conflictos, saben resistir mejor
los vaivenes emocionales a que son sometidos por la renovación pulsional: el
tormentoso oleaje de los deseos reprimidos y las satisfacciones anheladas.
La disolución de la identidad infantil coincide
entonces con el segundo y definitivo final de la crisis edipiana, renovada en
parte tras la pubertad. Esto comporta la renovación de la castración sobre las
pulsaciones pre-genitales (orales, anales, fálicas) y sobre todos los deseo
genitales que tengan algo de incestuoso.
Explicación: son afortunadamente la mayoridad los niños y
niñas que han crecido bajo un modelo educativo tan distante de la rigidez como
de una excesiva permisividad, y esto les va a ser muy útil ahora para superar
la crisis de la pera adolescencia.
La preadolescencia aparece tras la pubertad y suele
tener una duración máxima de dos o tres años. Esta etapa sumamente conflictiva
para los jóvenes y también, por efecto reciproco, para padres y maestros. Son
inevitables y frecuentes los problemas escolares, los cambios profundos de
carácter, la indolencia, la melancolía y hasta, en determinados individuos y
ocasiones, la crueldad y la violencia.
Solo la seguridad y la confianza adquirida durante
la infancia permitirán al preadolescente concluir airosamente su desarrollo
afectivo.
3. - Ser y tener
La evolución psicoafectiva infantil es distinta
para el niño y para la niña -hemos insistido en ello– desde el momento en que
descubren las diferencias sexuales anatómicas. Si bien durante la infancia
estos procesos paralelos pueden no aparentar divergencias,
salvo las que imponen las identificaciones con figuras adultas
correspondientes, es precisamente ahora, en la primera adolescencia, cuando los
distintos temores que aquejan a uno y otro sexo dan cuenta retrospectivamente
ahora, de las formas de organización psicosexual que siguen los seres humanos.
Explicación: las procuraciones de los varones, durante la
adolescencia, se centran sobre todo en poseer –tener- lo que ellos suponen es
la esencia de la virilidad.
Desde el momento en que el niño y la niña descubren
las diferencias sexuales anatómicas, su evolución psicoafectiva empieza a
descubrir por el cambio diferente. Esta divergencia se pone de manifiesto en
los años de la primera adolescencia. Los varones se esfuerzan en
"tener" (pene, virilidad, casa, coche), mientras que las mujeres lo
hacen en él "ser" (bellas, admiradas).
4. - Los temores masculinos.
Para los jóvenes varones, todas las preocupaciones
se centran en los cambios físicos que acaban de sufrir o todavía en curso, en
forma de fantasía sobre supuestas malformaciones, defectos o desproporciones
que los proveerían de lo que ellos suponen es la esencia de la virilidad. El
crecimiento y el desarrollo del pene, los testículos y el vello corporal son el
objeto preferencia de su tensión. Cualquier mínima diferencia, real o
imaginaria, con los cánones supuestamente normales suscrita gran angustia.
- El tamaño del pene ha sido todavía hoy una
cuestión mal entendida, mitificada por la acción conjunta de una larga y errónea tradición
(que enuncia que los que poseen un pene más grande son los "mas"
hombres), los efectos de cierta pornografía y la connivencia de muchos adultos que, en su
fuero interno, sigue creyendo en tales sandeces.
- La desviación del pene en erección, a la derecha o izquierda, son otro tema
estadísticamente sobresaliente entre jóvenes, a los que va unido un difuso
sentimiento de culpabilidad sobre las prácticas masturbatorias, causa
supuesta de la desviación.
Explicación: los temores del adolescente varón apuntan a
supuestas malformaciones o defectos en lo que suponen es la esencia de la
virilidad: el tamaño del pene en erección. Todo ello inducido o gravado por los
sentimientos de la culpabilidad que aparecen como resultado de practicas o
fantasías sexuales prohibidas.
5. - Temores femeninos.
La angustia de las adolescentes no está
centralizada. Aunque siga siendo lo físico su motivo principal, todo el cuerpo,
en tanto que el objeto investido por el poder de suscitar deseo en el otro, examinado
con atención.
- El desarrollo del pecho, el tema candente entre
las muchachas jóvenes. Hay que buscar también las causas de esta deformación
preocupación por el tamaño de los senos en nuestra tradición cultural, que los
ha considerado siempre el símbolo privilegiado de feminidad, belleza y
excitación sexual.
- Un tema sujeto a sólidos prejuicios,
afortunadamente en decadencia, es el himen: su presencia o ausencia, su
configuración, el supuesto dolor que provoca su desgarro y, como no, el papel
que sé selecciona atribuye en la determinación de la virilidad de la mujer.
- Preocupación de la mujer es la menstruación. Este
importante proceso, que confirma al ayer niña en su condición de la mujer,
suele destacar en sus comienzos cierta dosis de ansiedad, fácilmente cancelable
con una información precisa y adecuada.
Explicación: el desarrollo de los senos es el tema
candente entre las muchachas jóvenes, preocupadas ante todo por su cuerpo en
tanto que objeto investido por el poder de suscitar deseo.
El himen no permite determinar la virilidad en una
mujer, y esta expuesto además a frecuentes roturas accidentales.
La menstruación es el tercer gran tema de
preocupaciones femeninas, y su aspiración suele destacar cierta dosis de
ansiedad que una información precisa y adecuada cancelara fácilmente.
- El aislamiento y la reflexión. Ante la inminencia
de su plena incorporación a este nuevo mundo, en el de los adultos, en el cual
ha empezado ya a introducirse, y que descubre plagado de nuevas exigencias, el
preadolescente se siente desconcertado en muchos momentos y sucumbe a la
necesidad de encerrar en sí mismo.
Explicación: los adolescentes se sientes desconcertados
ante su inminente incorporación al mundo de los adultos. Muchos acontecimientos
tienen lugar por primera vez en sus vidas y no todos pueden ser asimilados de
inmediato.
El aislamiento en muchos momentos, una necesidad
vital para el adolescente, que necesita analizar críticamente su pensamiento y
sus emociones.
6. - Los conflictos familiares.
A partir de estos momentos, y hasta que el
adolescente haya dejado la niñez definitivamente atrás y adquirido un concepto
distinto de la realidad, más adulto, las críticas dirigidas contra los
progenitores pueden ser poco menos que incesantes e inspiradas por motivos muy
diversos. Al principio son aspectos más superficiales de la cotidianidad los
que merecen su desaprobación, pero poco mas tarde, a medida que van ampliando
la comprensión del entorno social y cultural que le es propio, no dejan de
manifestarla ante cuestiones más esenciales o profundas.
Explicación: los primeros conflictos que vive el
adolescente con sus familiares afectan a aspectos familiares de la
cotidianidad: la forma de vestir y pensar de los padres, sus rutinas, sus
costumbres, cuidado de la ropa y la habitación, los horarios, las salidas, etc.
Enfermedades nutricionales del adolescente
Desnutrición proteínico-calórica:
La desnutrición es el resultado de una deficiencia
de proteínas, lípidos y glúcidos en la alimentación diaria. Cuando
una persona no consume la suficiente cantidad de calorías durante un período de tiempo, el cuerpo usa las
proteínas para suplir las necesidades energéticas. Cuando esto ocurre, se
pierden proteínas de los músculos esqueléticos, de los órganos estomago,
vísceras y de los depósitos circulantes de proteína que se encuentran en lasangre y la linfa. Esta desnutrición se manifiesta
en una perdida de peso y una predisposición a las enfermedades como producto de una disminución de los factores
inmunológicos, esenciales para prevenir muchas enfermedades.
En el adolescente la desnutrición es sumamente
peligrosa su peso y su estatura no se desarrollan debidamente; los sistemas de
órganos se afectan, en particular el sistema digestivo. Antes una desnutrición
proteínico-calórica, las células intestinales involucrada en la absorción de
sustancias nutritivas, que se encuentran recubriendo el interior del intestino
delgado, se atrofia y se vuelven no funcionales. Hasta un 90% de estas células,
se pueden perder, por lo que la persona presenta una gran dificultad para
absorber los nutrientes, lo cual hace que la enfermedad sea mas grave.
Obesidad:
Todos conocemos más o menos lo que es la obesidad: si una persona es relativamente gorda, se dice
que tiene sobrepeso; si la persona es demasiado gorda, se dice que es obesa. Precisemos
esta diferenciación: referido a tablas para venezolanos, un individuo que,
según su contextura, sexo, tamaño y edad, tiene un peso entre un 10% y un 20%
mayor que el peso ideal, se dice que tiene un sobrepeso. Si el peso de la
persona tiene mas de un 20% por encima del peso ideal, esa persona es obesa.
La obesidad comienza en algunas personas durante su
infancia o su adolescencia. A estas personas les resulta más difícil reducir su
peso que a las personas que comenzaron a ser obesas cuando ya eran adultos. El
grave problema que representa la obesidad es que las personas obesas, en
general, sufren de altos niveles de colesterol, hipertensión, enfermedades
cardiovasculares,
artritis, irregulares en la menstruación, varices, hernias y además, pueden ser
rechazadas por la sociedad.
Un adolescente obeso debe someterse aun tratamiento
dietético, acompañado de un plan de ejercicios, para reducir su peso y alcanzar
el peso ideal. Dada la fuerza de voluntad que se requiere para realizar estas
actividades, es necesario que el adolescente obeso reciba todo el apoyo y la
motivación de parte de sus padres y familiares.
Anorexia nerviosa:
Un problema que confrontan los adolescentes, es en
especial las hembras es el de mantener el peso que les dé una figura ideal,
estilizada y delgada. Esta preocupación puede llevar a estados patológicos como
la anorexia nerviosa. Esta enfermedad se caracteriza por una preocupación
extremada de perder peso, lo cual puede llegar a poner en serio peligro tanto
la salud como la vida de la persona.
El anoréxico es casi exclusivamente del sexo
femenino en su etapa adolescente. La adolescente, en su lucha por el éxito,
influenciada por los medios de comunicación de masa, selección la disminución de peso como una de las vías
para alcanzar el éxito a través de un comportamiento competitivo y
perfeccionista. Ella desea tener la figura más delgada y el cuerpo más perfecto
que cualquiera otro adolescente de su misma edad. Esto puede convertirse en una
obsesión, lo que lleva a perder mucho más peso que el que debería perder.
Finalmente, aparecen los síntomas de la
desnutrición: pobreza de racionamiento; cambio de personalidad;
extremada delgadez; disturbios hormonales que pueden ocasionar irregularidades
en la menstruación; piel reseca y pálida; perdida de la textura y salud del
cabello; baja presión arterial; etc.
Bulimia:
La bulimia es una enfermedad nutricional
descubierta en 1980 y se caracteriza por un apetito insaciable, que se alterna
con periodos de dieta o ayuno.
Estas prácticas traen graves consecuencias de
desnutrición como: disminución de la concentración de calcio y potasio
sanguíneos, las cuales pueden ocasionar trastornos cardiacos o renales;
deshidratación, debido a la gran perdida de líquidos al vomitar o como
resultado del efecto de los diuréticos y laxantes; hemorragias internas y
ulceras gástricas; inflamación de las glándulas salivales; daños
irreversibles sobre los dientes como resultado de losácidos estomacales al vomitar; incapacidad para
razonar como resultado de la desnutrición.
Conclusión
El hombre puede ajustarse a su ambiente cambiante
sólo si se conoce a sí mismo, si sabe cuáles son sus deseos, sus impulsos, sus
motivos y necesidades. Tiene que volverse más prudente, más juiciosos y más
autónomo. En otras palabras, tiene que volverse mas maduro.
La tarea de guiar el desarrollo del niño para que
pueda hacer frente a las exigencias de la vida no es fácil. Y aunque los padres
tienen que desempeñar un papel fundamental, no serán capaces de realizar por sí
solos la tarea. Especialmente en el caso de los jóvenes desposeídos, no tiene
sentido esperar que los padres (que frecuentemente están mal preparados) sean
capaces de contrarrestar por si solos los efectos paralizadores que en el
desarrollo de sus hijos tienen la pobreza, la desnutrición, la educación inadecuada,
la discriminación y la desorganización social.
Sólo mediante un esfuerzo mucho más decidido, por
parte de todos nosotros, que el que ahora se han hecho, podremos confiar en
llegar a mejorar nuestras condiciones, y en dar a todos nuestros hijos no sólo
la posibilidad de la mera supervivencia física, sino la de alcanzar un grado
razonable de felicidad y de eficiencia social.